martes, 1 de marzo de 2016

Legado Para Un Hijo

Bastante gente que conozco justifica muchos de sus actos con "es que tengo que dejarle a mis hijos...". Mucha gente que conozco dice que se preocupa, se esfuerza y emprende determinadas acciones porque "tiene" que dejarle a sus hijos casas, terrenos, propiedades, dinero... Parece que lo más importante, si no lo único, es dejar a sus descendientes un legado material, y con eso sus conciencias quedan tranquilas.
Yo no tengo hijos, ni sé si los tendré, pero lo que sí sé es que, acontecimientos muy recientes en mi vida me han hecho reflexionar sobre lo que me gustaría legar a mis posibles descendientes.
Quisiera dejar a mi hijo una sólida formación, que le permita enfrentarse a la vida con las máximas posibilidades de éxito. Una educación que le permita tomar decisiones por su cuenta; atendiendo, sí, a quienes pueden aportarle sabiduría y experiencia, pero decidiendo por su cuenta, y sabiendo que ha de afrontar las consecuencias de sus decisiones.
Quisiera legar a mi hijo el ansia por aprender, por saber, por conocer, más allá de lo que lo que necesite para el desempeño de su actividad diaria. El simple placer de adquirir conocimientos por el mero hecho de hacerlo.
Me gustaría transmitir a mi hijo la pasión por la lectura, por poder vivir otros mundos, por saber aprovechar lo que los libros nos ofrecen en cuanto a vivencias, aprendizaje, reflexión, lenguaje.
Sería feliz su pudiese enseñar a mi hijo a cuestionarse las cosas, a saber dudar, a razonar, a no aceptar a pies juntillas lo que le dicen, a ver más allá, a leer entre líneas, a pensar que puede haber otra verdad.
Me gustaría enseñar a mi hijo a que hay otras realidades, que su comodidad y su placer pueden suponer la desdicha de otros, que a veces es necesario renunciar a poco para que otros puedan tener algo.
Quisiera alejar a mi hijo de los dogmas, las verdades absolutas, de aceptar ninguna idea porque sí. A asumir y respetar la diversidad en todas sus vertientes.
Quisiera inculcar en mi hijo el valor del esfuerzo, la solidaridad, el actuar según sus principios aunque eso sea más difícil que dejarse llevar, a vivir de forma que sus palabras y sus actos sean consecuentes, a que se puede luchar y se debe luchar por cambiar las cosas que no funcionan incluso enfrentándose al poder establecido.
Me gustaría, si alguna vez tengo un hijo, que cuando sea adulto pueda mirar atrás y sonreír pensando que mientras estuve ahí, su vida estuvo llena de momentos felices.