martes, 29 de septiembre de 2009

Vida desgraciada

Hay animales cuya vida es un cúmulo de desgracias, que parece que han venido a este mundo a sufrir. El ornitorrinco, que no se sabe muy bien que animal es, bastante feo y con un nombre difícil de pronunciar. Los boquerones y las sardinas, que sólo existen para servir de alimento a casi cualquier bicho viviente de mayor tamaño que ellos.
Pero la palma de los animales desgraciados se la llevan los ñúes. Se les junta todo a los pobres animalillos. Son una especie de mezcla extraña y fea de narices entre vaca, caballo y jirafa. Tienen que estar todo el tiempo atentos a que no aparezca por allí un grupo de leonas hambrientas y dispuestas a zamparse unos filetes. Cuando llega la época seca, deben arrearse unas migraciones kilométricas para poder encontrar unos yerbajos que echarse a la boca, en la que incluso deben cruzar el río Mara, donde aparte de las corrientes y demás, les esperan los cocodrilos listos para echarles el diente. Si sobreviven a todo esto, día tras día hay algún pesado cámara de National Geographic o similar, dando la murga. De verdad, pobres ñúes.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Autoridad

Y ahora nos ponemos a discutir si hay que otorgarles autoridad a los profesores en el aula. Y sale un representante de una asociación de padres diciendo que la autoridad hay que ganársela, no otorgarla por ley.
Vamos a ver. La autoridad a los profesores y maestros, así como a los mismísimos padres y madres, se la ha ido quitando la sociedad actual en que vivimos. Una caterva de progres mal criados que nos han convencido de que a los niños y adolescentes hay que razonarles todo e intentarles convencer, nunca imponerse, que se nos quedan lelos los pobres, o se nos traumatizan de por vida. Y a quienes no nos han convencido de semejantes memeces, nos han atado de pies y manos por ley. Que esa es otra, luego llega un juez lerdo, y dicta orden de alejamiento para una madre que da un cachete a un niño, y empiezan los adolescentes a amenazar a sus padres con ostias o con denuncias en el juzgado.
Claro que hay que dar autoridad a maestros y profesores. No son amigos de los niños, son sus maestros. Son quienes mandan en el aula y punto. Y eso tiene que volver a ser así, por las buenas o por las malas. Y el crío que no lo capte, a la calle. Y el padre que venga gallito y amenace o agreda, a la cárcel.
Cuando volvamos al orden, y volvamos a tener claro quien manda en cada sitio, entonces nos podemos poner a hablar.

martes, 8 de septiembre de 2009

Recaudemos

El sheriff de Nottingham se encargaba, entre otras cosas, de recaudar los impuestos de los súbditos para Juan sin Tierra. Su secuaces iban uniformados y casi atracando a la gente, encarcelando a quienes no podían pagar.
En España tenemos una versión moderna. Nuestro sheriff de Nottingham es el insigne Director General de Tráfico, Sr. Pere Navarro, que con sus secuaces uniformados, la guardia civil de tráfico, actúan como implacables recaudadores a las órdenes del estado. Triste destino, supongo, el de unas personas que con mayor o menor vocación de servicio, se hacen guardias civiles, para acabar siendo unos meros ponemultas y agentes del tesoro disfrazados de militares. A menos, claro está, que sea verdad el chiste de la mala ostia que les entra a algunos nada más calzarse el tricornio. ¿A cuantos picoletos habeis visto asistiendo a alguien en la carretera? ¿Y multando?
El tal sheriff, perdón, el mencionado director de tráfico, se ufana en decirnos que sus medidas tienen como única finalidad disminuir la siniestralidad y velar por nuestra seguridad, cosa que sería cierta si los radares y los señores que los manejan y que extienden las denuncias estuviesen bien a la vista, y no camuflados y escondidos a ver que se pilla, como rateros nocturnos. Si en realidad lo que quieren es que disminuyan los accidentes por exceso de velocidad, alcoholemia, etc., los de verde bien a la vista (se ha demistrado que incluso en países donde se han puesto muñecos, esto ha tenido efecto disuasorio), y controles como es debido.
No señor Pere, no. Salvo lo del carnet por puntos, que si parece que, picarescas aparte, ha tenido un efecto positivo, lo otro es puro y duro afán recaudatorio, para lo que tiene bien entrenados a sus lacayos de uniforme verde.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Osos

Si por cada osito de Tous, original o no, que se puede ver a lo largo de un día, hubiese un oso pardo en asturias o el pirineo, estaríamos hablando no de una especie protegida, sino de una superpoblación de osos pardos que exigiría inmediatas medidas de control.
Que pesadez de oserío, por dios.