jueves, 12 de febrero de 2015

África, Inmigración, Muerte

29 inmigrantes muertos por congelación, alrededor de 300 inmigrantes muertos en una travesía a Lampedusa, 15 inmigrantes muertos ahogados en la playa de El Tarajal. Entre 2000 y 2013 se estiman unos 23000 inmigrantes muertos intentando alcanzar el sueño europeo.
Salvo que uno sea un cromañón de esos que afirma sin pudor que son inmigrantes que vienen a robar nuestro trabajo, usar nuestra seguridad social sin haber pagado nunca por ella, y ya puestos, a robar y violar a nuestras mujeres, es imposible mantenerse impávido ante esta marea de más de 1700 fallecimientos documentados cada año.
Viendo estas cifras, ¿realmente podemos creer que alguien decide arriesgarlo todo en un viaje incierto desde el África subsahariana para poder tener una tele de plasma? ¿Alguien en su sano juicio piensa que tal cantidad de personas se juega la vida porque ha visto en Europa el paraíso de la comodidad y la buena vida? Yo personalmente creo que el nivel de desesperación tiene que ser insoportable para arriesgarlo todo a una travesía que puede acabar en muerte, y que en el mejor de los casos puede acabar en un centro de detención y un posterior regreso al país de origen, habiéndolo perdido posiblemente todo, y expuesto a ira y represalias.
¿Las soluciones de los países europeos? Vallas, cuchillas, control policial, vigilancia de fronteras, violencia y represión. Todos ellos remedios que han demostrado sobradamente su efecto disuasorio y su efectividad, sí. ¿Realmente creemos que una persona que muere de hambre, que escapa de la violencia tribal o de una muerte segura en un país envuelto en una guerra perpetua le van a frenar unos metros de alambrada?
La única solución para evitar estas tragedias, y de paso lograr un control y un orden en la inmigración, es precisamente evitar la emigración. Si un ser humano no necesita huir de su país, no necesitará entrar en otro de forma ilegal. Es tan sencillo como eso. Pero claro, esa sencillez no importa, esa sencillez nunca va a llevarse a cabo, ni siquiera se va a intentar.
África es una fuente casi inagotable de drogas, prostitutas, carne de cañón para ser el último escalafón en redes delictivas de todo tipo, y no nos olvidemos lo más importante: de mano de obra barata. Muchos de los que van dando voces y protestando porque los inmigrantes le quitan el trabajo a los europeos, son los mismos que luego les tienen en régimen de esclavitud trabajando en sus campos o vendiendo CD's por las calles. Hipocresía le llaman a eso.
África es una fuente de materias primas y joyas, un enorme mercado para la venta de armas, incluso un gran campo de experimentación gratuito o muy barato para tratamientos, armas biológicas o químicas y todo tipo de engendros que la superior mentalidad occidental pueda crear.
Así que no, nuestras economías occidentales no están dispuestas a renunciar a todo lo que África supone para ellas, a todo lo que África les ofrece a precio de saldo. Las vidas y las personas son, como siempre, secundarias.