miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿Feliz? ¿Navidad?

Salvo que uno sea un memo absolutamente abducido por el espíritu ese de felicidad, paz, concordia, gaste, compre y sonría que nos venden los medios y los comerciantes, es realmente difícil encontrar motivos para felicitar nada, ni para sentirse especialmente alegre.
Basta con seguir sometiéndose diariamente a la lectura de periódicos o a ver las noticias en la televisión para que lo que realmente deseemos algunos es que un petardazo cósmico se nos lleve a todos por delante y empecemos de nuevo desde cero, desde moléculas primordiales, a ver si esta vez somos capaces de hacer las cosas un poquito mejor. Y eso amén de las pequeñas miserias de cada uno, que aunque salpicadas de momentos más alegres, han hecho que en general este haya sido un año al que no se la va a echar de menos.
Pero bueno, aunque es muy poca la gente que se pasa por aquí, y alguna sí que está deseosa de llevar su sombrerito rojo con borla y cientos de bolsas de diversas marcas colgando del brazo, pues nada, que pasen ustedes unos días en compañía de quienes realmente quieran a su lado, o de quienes de verdad quieren tenerles a ustedes cerca. Y que el año que viene tengamos al menos algún motivo más para vestir nuestra cara con una sonrisa de vez en cuando.

jueves, 27 de noviembre de 2014

No Pienso Aplaudir la Limosna

Nos están convenciendo de que la solidaridad, la compasión, incluso la lástima deben ser el camino. Están haciendo que aplaudamos gestos como que un equipo de fútbol le de una vivienda a una pobre anciana desahuciada en vez de luchar por parar esas injusticias (legales, pero injustas). Están logrando que se nos hinche el pecho y nos demos palmaditas viendo como los ciudadanos se encargan de lo que es labor de los gobiernos.  Están consiguiendo que estemos más pendientes de que los bancos de alimentos estén llenos que de que el gobierno controle las grandes fortunas. Nos están llevando a aplaudir la limosna. Y no, no me da la gana.
Estoy completamente de acuerdo en la ayuda puntual al más necesitado. En dar de comer hoy al que no puede. En ofrecer una cama y un techo hoy al que no tiene donde cobijarse. Pero que ese sea la ruta marcada y que se hable más de eso que de la lucha por los derechos sociales y la correcta redistribución de la riqueza es un error en el que no debemos caer.
Hoy no dejo de leer noticias sobre lo bueno que es el señor Amancio Ortega, que ha donado a obras benéficas el 10% de lo que gana en una semana. Y sí, está muy bien que done esa calderilla que le molesta en el bolsillo y por lo que además es probable que desgrave a hacienda. Pero de ahí a encumbrar a un individuo que nutre sus arcas de talleres clandestinos, semiesclavitud, explotación laboral y otras lindezas, eso si que no me lo trago.
Otro ejemplo nauseabundo fue aquel programa de televisión, por suerte ya retirado de las pantallas, donde pobres desgraciados iban a llorar sus serias penurias buscando la lástima del televidente, que le ofrecía unas migajas. Y un montón de mentes aleladas aplaudiendo la iniciativa.
Las grandes empresas han aumentado sus beneficios un 7,7% en el primer semestre de 2014, y a pesar de eso han destruido empleo.  El número de millonarios en España ha crecido un 24% en la primera mitad de este año, mientras tres millones de niños en este país viven en situación precaria. ¿Y nos conformamos con las solidaridad? ¿Y nos alegramos de que alguien se deshaga de las monedas que le pesan para salir en la prensa y limpiar algunas conciencias?
Que no. Que no podemos dejar que en nuestra cabeza se instale la noción de que lo bonito es aplaudir la solidaridad y el reparto de miserias en lugar de la lucha por lo que es justo. Que si logran convencernos de que eso está muy bien y hacer que nos olvidemos de la justicia y los derechos, tendrán la partida ganada.

domingo, 19 de octubre de 2014

Ladran Sancho.

“Ladran Sancho, luego cabalgamos”. Esta frase erróneamente atribuida a Don Quijote viene que ni pintada para aplicarse a la situación actual en la que se intenta por todos los medios desprestigiar a una serie de líderes o movimientos que surgen o se consolidan en países y regiones hartas de ver como la dictadura pura y dura del capital no hace más que proponer soluciones en las que los ricos y poderosos son cada vez más ricos y poderosos, y los más desfavorecidos se ven abocados a hundirse cada vez más en su miseria.
Sea Evo Morales o José Mujica en Latinoamérica, o Pablo Iglesias y su Podemos en España, lanzan una serie de propuestas que calan en los ciudadanos de a pie, pero no gustan ni un poco al poder político establecido, y aún menos al poder económico, que de facto es quien gobierna y rige nuestras actualmente no tan boyantes economías occidentales.
Y ese establishment reacciona. Y lo hace con virulencia. Todas sus huestes, acólitos, seguidores y deudores se lanzan a buscar hasta el más mínimo resquicio de sombra con el que poder hacer daño a estos nuevos líderes y a sus movimientos. Cualquier declaración, relación o contacto previo que pueda ser usado en su contra, es difundido, amplificado, y si es necesario sacado de contexto o tergiversado con la única finalidad de intentar parar, o al menos enlentecer el avance, de unas ideas que calan en la sociedad y que son una piedra en el zapato de quienes quieren mantenerse a toda costa en sus posiciones privilegiadas.
Maniobras chapuceras del tipo "cambiar todo para que nada cambie”, grotescas publicaciones en medios afines, periodistas, columnistas, opinadores, tertulianos. El sector conservador-liberal-capitalista-de derechas ha mandado a todas sus hordas al frente en una lucha denodada contra estos recién llegados que pretenden socavar unas estructuras en las que ellos están muy cómodos, cada vez más ricos, cada vez más poderosos, y que bajo ningún concepto están dispuestos a que sean modificadas.
Todo el que está en el poder aspira a mantenerse en él contra viento y marea, pero ver a esta maquinaria trabajando a todo gas, resulta demasiado evidente y en muchas ocasiones roza el patetismo.

domingo, 21 de septiembre de 2014

A Modo de Respuesta a José Manuel Estévez-Saá

Expresa mi amigo Don José Manuel Estévez-Saá en su última publicación en El Correo Gallego (La Risa de Renzi) su indignación por las palabras del primer ministro italiano Matteo Renzi, en las que afirmaba que le da la risa cuando le señalan a España como modelo y referente a seguir, y defiende José Manuel que España sí es y debería ser un referente para toda Europa del camino que hay que seguir.
Vaya por delante que escuchar a un político italiano reírse o criticar a otro país en sus modelos económicos o políticos sí que es motivo de chanza, burla y recochineo. Con todos mis respetos hacia el pueblo italiano, sus políticos son dignos de la carpa central del circo Barnum. Pero ese no es el tema que nos ocupa.
Le decía yo en una red social al señor Estévez-Saá que si a mí me ponen a España como ejemplo de algo, salvo en un par de cosas, mis risas se escucharían por toda la Europa occidental. Esas dos cosas que sí defiendo y he defendido siempre son nuestro sistema sanitario y nuestro antiguo sistema de protección social. Nuestro modelo sanitario, absolutamente mejorable por supuesto, es para mí que lo vivo desde dentro, un sistema realmente a imitar en muchos otros países del mundo. Y nuestras protecciones sociales, si bien a años luz de las de mis en muchas cosas envidiados países nórdicos, han sido durante años unas de las más serias de los países de nivel similar al nuestro. Ambos méritos que defiendo de este país, casualmente son de los más atacados y desmantelados por nuestros actuales gestores políticos, más empeñados en mejorar unas cifras macroeconómicas al gusto del más duro capital, que de preocuparse realmente por el bienestar social generalizado. Esto se hace intentando convencer a la sociedad de que, alcanzados los logros macroeconómicos, el bienestar social llegará por añadidura; ideología que ha demostrado una y mil veces que no es cierta (aquí puedo recomendar encarecidamente leer a Stiglitz y otros economistas similares).
Pero creo que debo una respuesta algo más extensa al señor Estévez-Saá, que la que puedo ofrecerle en la limitación de los 140 caracteres donde empezamos este debate.
Me río de que se señale a España como modelo, José Manuel, porque este es un país donde la corrupción es un mal endémico que campa a sus anchas en todos los estratos de la clase política, sin diferencia de ideología o siglas. Donde además quien debe velar porque esta corrupción no ocurra, y si tiene lugar, juzgarla y castigarla, se va erigiendo en un cómplice más de las corruptelas; porque tenemos una justicia donde el juzgado nombra y paga a su juzgador, donde jueces y fiscales deben rendir cuentas a quien les ha puesto en su cargo, y dónde los corruptos hacen y deshacen leyes a sus anchas para eludir a aquellos que realmente intentan poner freno a sus desmanes.
Me río de que se defienda a España como modelo, porque en este país lo que se ha hecho, por parte de unos y otros que han llevado el timón, ha sido derrochar a troche y moche los dineros que con tanto esfuerzo quienes vivimos de una nómina, más o menos amplia, depositamos fielmente cada año en las arcas del estado. Obras faraónicas, proyectos absurdos, construcciones cuasi megalíticas hechas todas sin ningún tipo de mesura y sin ningún provecho más que la mayor gloria y loa del politicastro de turno.
Me río, José Manuel, porque teniendo con diferencia las mejores oportunidades para atraer un turismo de calidad, que realmente aprecie nuestra historia, cultura y gastronomía, hemos optado por un turismo cutre, de fin de semana y borrachera, de chancla y litrona, que no hace más que transmitir una imagen aún más bochornosa de lo que podemos ofrecer en España.
Me río porque, unido a lo anterior, nuestro tejido productivo y de I+D es inexistente. Hemos apostado en su día por ser un país de servicios, el parque de atracciones de Europa, y ahora encima su burdel, y hemos abandonado a su suerte a nuestros investigadores, nuestros científicos y nuestra gente capaz y formada y con ganas de hacer cosas. Más allá del autogiro, el palo de la fregona y el del chupa-chups, lo que hemos inventado en España son los fines de semana baratos y la borrachera a cambio de sexo oral.
Me río porque asistimos al desmantelamiento del tejido social y de los derechos civiles a manos de un gobierno corrupto, mentiroso, y que no da la cara. Un gobierno que, según todos los indicios, se ha financiado ilegalmente, tiene un porcentaje de corruptos imputados o señalados en sus filas, que si esto fuese un país serio ya tendría casi que haber desaparecido como partido político. Y un gobierno que, para acallar las voces que se levantan en la sociedad, incluso entre los suyos (salvo aquellos que siempre aspiran a medrar aún a cambio de perder su dignidad), recorta derechos y agrava castigos de un modo nunca visto antes en este país, salvo en los, para algunos añorados, años posteriores a 1939.
Mi querido José Manuel. Conozco su pensamiento, su postura ideológica y su posicionamiento político, que reconozco bastante alejado del mío en muchos aspectos, aunque con muchas coincidencias de fondo, como he podido constatar leyéndole y compartiendo con usted mesa, mantel y charlas; no en vano somos amigos desde hace más de veinte años. Ambos sabemos que su inteligencia y capacidad crítica están muy por encima de la de determinados habituales en tertulias televisivas y prensa escrita, defensores a ultranza de todo lo que venga de ciertos entornos. Yo nunca lo he dudado, y rebajarle a usted a ese nivel sería un error por parte de cualquiera, usted vale mucho más. Por eso, porque le aprecio, le leo y le admiro como ya sabe, le ruego que no se deje engatusar por ciertos cantos de sirena, y procure mantener su independencia por encima de simpatías y afinidades.

martes, 19 de agosto de 2014

Reflexión Sobre la Muerte, de la Mano de Cioran.

En su Breviario de Podredumbre (obra que recomiendo encarecidamente que leáis), Emil Cioran nos plantea una serie de lúcidas reflexiones sobre la muerte. Nos dice que la muerte es completa en sí misma, y por eso nos cuesta a veces aceptarla ("La muerte es demasiado exacta; todas las razones se encuentran de su lado"); nos plantea que la vida tiene sentido para nosotros porque la muerte es demasiado perfecta ("Nos aferramos a los días porque el deseo de morir es demasiado lógico, por tanto ineficaz") y que la propia perspectiva de la muerte nos hace aprovechar la vida para eludirla ("Para triunfar sobre este apetito no hay más que un solo “método”: vivirlo hasta el fin, sufriendo todas sus delicias y sus espantos, no hacer nada por eludirlos").
Se supone que, desde la antigüedad, el hombre ha buscado una explicación a la muerte. La conciencia de un más allá le atormentaba y le hacía buscar mil y una maneras de perpetuarse, de saber lo que había después. Esto ha sido sabiamente aprovechado por todas las religiones que en el mundo hay, ya que curiosamente nos ofrecen una felicidad eterna después de la muerte siempre que seamos dóciles y sumisos en vida. Tanto es así, que a veces me pregunto qué hay de cierto en eso de que el ser humano siempre ha buscado una explicación a la muerte y el más allá, y hasta que punto se ha dado a todo una explicación que facilite el actual statu quo frente a la muerte y el después.
Personalmente he ido convenciéndome cada vez más de que simplemente somos una especie de seres vivos de los millones que pueblan el planeta. Un simple ente biológico compuesto de la misma materia y que se sustenta en los mismos fenómenos físicoquímicos que las lechugas o los caracoles. Y si esto es así, ¿a qué debe preocuparme la muerte? Si la vida, según leí una vez, no es más que "una serie de reacciones químicas catalizadas por enzimas", ¿por qué debemos interpretar la muerte como algo más que el simple cese de esas reacciones?
El miedo a la muerte no es tal. El miedo es a la incertidumbre de lo que vendrá después. Cuando llegas al convencimiento de que no hay nada, de que la muerte es simplemente el fin, de que sólo dejarás de ser, que de como decía Cioran "la muerte es completa en sí misma" todos esos miedos dejan de tener sentido y desaparecen.

martes, 10 de junio de 2014

Compañía Real y Calor Humano

Disponemos hoy en día de toda una panoplia de medios y formas de mantener contacto virtual con un montón de gente. A algunas de esas personas ya las conocemos, con otras igual nuestros caminos se cruzan algún día, a la inmensa mayoría jamas les esucharemos hablar ni les veremos sonreír de verdad.
Todas estas formas de comunicación y contacto pueden, en ocasiones, llenar vacíos y arrancar una sonrisa. Pero otras veces, muchas, sentimos la necesidad de oír realmente una voz, de sentir un abrazo, de compartir algo de ese calor humano que los medios virtuales no pueden suplir. Y la mayor parte de esos momentos de necesidad se quedan vacíos.
Buenas noches.

sábado, 24 de mayo de 2014

Pasados.

Todos tenemos un pasado, todos. Nos guste más o menos, nos haya hecho mucho daño o ninguno, nos haya ayudado a crecer como personas o nos haya puesto zancadillas una tras otra.
Ya he dicho varias veces que nuestro pasado forma parte indisoluble de lo que somos hoy en día, y que como tal debemos aceptarlo y aprender de él. Aprender a no repetir los mismos errores si los hubo, y aprender a reconocer lo que nos ha ayudado ser más felices y mejores personas para intentar repetirlo.
Pero a veces nos empeñamos en buscar, remover y mirar en el pasado de los demás, y eso no suele traernos más que sensaciones desagradables y desasosiegos. No deberíamos hacerlo, pero a veces nos resulta inevitable, hasta el punto de llegar a convertirse en algo recurrente.
Asumamos que todos y cada uno tenemos un pasado, utilicemos el nuestro en nuestro mejor beneficio, y procuremos dejar de lado el de los demás.

domingo, 11 de mayo de 2014

El Jardín de la Vida

Podemos comparar la vida con un jardín. Un jardín en el que desearíamos que las flores no se marchitaran nunca, que siempre fuese de un verde brillante, que su agradable olor lo inundara todo.
Y sí, la vida se presenta así a veces, como un imperecedero jardín de flores hermosas y deliciosos olores. Pero no debemos olvidar que hay flores que se marchitan y mueren para dar, en ocasiones, paso a unas nuevas y relucientes. Pero también, además de agua fresca y brillante luz, en el jardín de la vida hay estiércol, lombrices y alimañas, que no son agradables, pero que son necesarios para que el jardín y la vida cumplan sus ciclos y nos sigamos sintiendo vivos.

Inspirado por un post de @clockworkheart_

sábado, 22 de marzo de 2014

Necesidades Reales, Mundos Virtuales

Anthony Storr, en su libro La Música y La Mente, habla de situaciones distintas en las que el individuo está sólo: la soledad y el retiro voluntario, y esboza alguno de los beneficios que nos puede reportar el segundo.
Cuando de lo que se trata es de auténtica soledad, prolongada en el tiempo y con pocos visos de ser resuelta, es fácil caer en el error de confundir cosas y esperar más de lo que debemos de algo o de alguien. Buscamos compañía, consuelo, entendimiento, en mundos alternativos que no han sido creados para eso. Pensamos que una palabra dicha a volapié un día, un emoticono de complicidad, una frase de comprensión leída o escuchada en el momento preciso, significa que hemos encontrado algo de compañía, alguien interesado en ayudarnos a hacer más llevadera la soledad, un pequeño apoyo que nos quiere ayudar a que todo sea más fácil. Y cuando nos damos cuenta de que no es así, de que ese supuesto interés que nos hemos imaginado no existe, que cada quien vive con sus grandes o pequeñas cosas y no necesita ni le interesan más problemas a los que ayudar a encontrar solución, nos llevamos un chasco y nos sentimos aún peor.
La culpa es, sin duda, de quienes buscando escapar de sensaciones desagradables, creemos ver cosas donde no las hay, y esperamos lo que no debemos esperar porque no lo vamos a tener.
Cuanto antes nos demos cuenta de esto, desliguemos unas cosas de otras, y pongamos cada cosa en el sitio del que nunca debían haber salido, antes dejaremos de llevarnos mas desilusiones.

Inspirado parcialmente por @NagyNellbrack que me ha hecho ver un poco mi error.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Ésta, Mi Nueva Soledad

Nunca he tenido miedo a la soledad, de hecho siempre me ha gustado, muchas veces la he buscado.
Pero cuando estar solo va acompañado de no tener una vida, no de poder romper esa soledad cuando lo necesitas, de llevar meses mirando las mismas cuatro paredes, empieza a hacerse más duro de la cuenta.
Conoces gente en el mundo virtual, y eso ayuda ocasionalmente a sobrellevarlo, pero es difícil que se materialice en un encuentro real, con lo que muchas veces, después, la sensación de vacío es aún mayor.
El tiempo seguirá pasando, y las cosas irán volviendo poco a poco a una nueva normalidad, pero mientras, se hace largo... muy largo...