Con esta crisis económica mundial, nos felicitábamos muchos pensando que el fin del capitalismo salvaje se acercaba, que se había acabado la dictadura de la economía de mercado, que se iba a imponer la cordura y se iban a arbitrar medidas de control que evitarían que los ricos siguiesen enriqueciéndose de forma desaforada mientras los más pobres seguían hundiéndose en la miseria.
Cuan equivocados estábamos. Lo que ha ocurrido es justo lo contrario. Las economías europeas están teniendo que tomar severas medidas de ajuste, que van mermando uno tras otro los logros sociales, única y exclusivamente por presiones de los mercados. En los estados unidos, el único presidente al que se le han pasado por la cabeza medidas, no digamos ya de izquierdas, pero si con cierto tinte social, ha perdido las elecciones parlamentarias.
Estamos sucumbiendo nuevamente a la dictadura del mercado. ¿Será cuestión de tirar la toalla y asumir que otra cosa es imposible?
Cuan equivocados estábamos. Lo que ha ocurrido es justo lo contrario. Las economías europeas están teniendo que tomar severas medidas de ajuste, que van mermando uno tras otro los logros sociales, única y exclusivamente por presiones de los mercados. En los estados unidos, el único presidente al que se le han pasado por la cabeza medidas, no digamos ya de izquierdas, pero si con cierto tinte social, ha perdido las elecciones parlamentarias.
Estamos sucumbiendo nuevamente a la dictadura del mercado. ¿Será cuestión de tirar la toalla y asumir que otra cosa es imposible?
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