martes, 15 de noviembre de 2016

Negocio Bien Pensado

"Porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios." (Lucas 18:25). "Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra." (Mateo 5:5).
Con frases como estas, la Iglesia Católica nos recuerda que debemos ser humildes, despreciar los bienes terrenales y sentirnos felices por las privaciones que pasamos en esta vida mundana, ya que ello nos ayudará a tener una vida eterna plena y feliz al lado del Creador. Está claro que quienes más difunden y proclaman esta felicidad en la pobreza no andan precisamente escasos de bienes materiales, pero eso ya es harina de otro costal.
No es patrimonio exclusivo del catolicismo, ya que muchas religiones apoyan y defienden esta idea de ser humilde, alegrarse de ser pobre y aceptar el hambre, la sed, el frío y demás dolores terrenales, con la reencarnación, el paraíso, u otro premio eterno en el horizonte.
Por otro lado, la existencia de indigentes y necesitados permite a muchos satisfacer sus egos, tranquilizar sus conciencias y ufanarse de su benevolencia tras soltar unas migajas a estos desgraciados sin un techo que les cobije o un mendrugo de pan que llevarse a la boca, o a la de sus hijos. A muchos, digo, que son fieles difusores de estas ideas religiosas que su propio libro de cabecera defiende: "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí." (Mateo 25:35-36).
Es decir, tenemos un negocio redondo. Por un lado nos alegramos por el mantenimiento e incluso aumento de los pobres, ya que así crecerá el número de los llamados al lado de Dios; y por otro lado, la presencia y aumento progresivo de esos pobres nos permite dormir mejor por las noches recreándonos en lo buenos que hemos sido ese día al darles un vaso de leche caliente.
Ya lo decía la Madre Teresa: "Hay algo bello en ver cómo los pobres aceptan su suerte de sufrir como en la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho de su sufrimiento". Unos ganan más que otros.

martes, 1 de marzo de 2016

Legado Para Un Hijo

Bastante gente que conozco justifica muchos de sus actos con "es que tengo que dejarle a mis hijos...". Mucha gente que conozco dice que se preocupa, se esfuerza y emprende determinadas acciones porque "tiene" que dejarle a sus hijos casas, terrenos, propiedades, dinero... Parece que lo más importante, si no lo único, es dejar a sus descendientes un legado material, y con eso sus conciencias quedan tranquilas.
Yo no tengo hijos, ni sé si los tendré, pero lo que sí sé es que, acontecimientos muy recientes en mi vida me han hecho reflexionar sobre lo que me gustaría legar a mis posibles descendientes.
Quisiera dejar a mi hijo una sólida formación, que le permita enfrentarse a la vida con las máximas posibilidades de éxito. Una educación que le permita tomar decisiones por su cuenta; atendiendo, sí, a quienes pueden aportarle sabiduría y experiencia, pero decidiendo por su cuenta, y sabiendo que ha de afrontar las consecuencias de sus decisiones.
Quisiera legar a mi hijo el ansia por aprender, por saber, por conocer, más allá de lo que lo que necesite para el desempeño de su actividad diaria. El simple placer de adquirir conocimientos por el mero hecho de hacerlo.
Me gustaría transmitir a mi hijo la pasión por la lectura, por poder vivir otros mundos, por saber aprovechar lo que los libros nos ofrecen en cuanto a vivencias, aprendizaje, reflexión, lenguaje.
Sería feliz su pudiese enseñar a mi hijo a cuestionarse las cosas, a saber dudar, a razonar, a no aceptar a pies juntillas lo que le dicen, a ver más allá, a leer entre líneas, a pensar que puede haber otra verdad.
Me gustaría enseñar a mi hijo a que hay otras realidades, que su comodidad y su placer pueden suponer la desdicha de otros, que a veces es necesario renunciar a poco para que otros puedan tener algo.
Quisiera alejar a mi hijo de los dogmas, las verdades absolutas, de aceptar ninguna idea porque sí. A asumir y respetar la diversidad en todas sus vertientes.
Quisiera inculcar en mi hijo el valor del esfuerzo, la solidaridad, el actuar según sus principios aunque eso sea más difícil que dejarse llevar, a vivir de forma que sus palabras y sus actos sean consecuentes, a que se puede luchar y se debe luchar por cambiar las cosas que no funcionan incluso enfrentándose al poder establecido.
Me gustaría, si alguna vez tengo un hijo, que cuando sea adulto pueda mirar atrás y sonreír pensando que mientras estuve ahí, su vida estuvo llena de momentos felices.

jueves, 12 de febrero de 2015

África, Inmigración, Muerte

29 inmigrantes muertos por congelación, alrededor de 300 inmigrantes muertos en una travesía a Lampedusa, 15 inmigrantes muertos ahogados en la playa de El Tarajal. Entre 2000 y 2013 se estiman unos 23000 inmigrantes muertos intentando alcanzar el sueño europeo.
Salvo que uno sea un cromañón de esos que afirma sin pudor que son inmigrantes que vienen a robar nuestro trabajo, usar nuestra seguridad social sin haber pagado nunca por ella, y ya puestos, a robar y violar a nuestras mujeres, es imposible mantenerse impávido ante esta marea de más de 1700 fallecimientos documentados cada año.
Viendo estas cifras, ¿realmente podemos creer que alguien decide arriesgarlo todo en un viaje incierto desde el África subsahariana para poder tener una tele de plasma? ¿Alguien en su sano juicio piensa que tal cantidad de personas se juega la vida porque ha visto en Europa el paraíso de la comodidad y la buena vida? Yo personalmente creo que el nivel de desesperación tiene que ser insoportable para arriesgarlo todo a una travesía que puede acabar en muerte, y que en el mejor de los casos puede acabar en un centro de detención y un posterior regreso al país de origen, habiéndolo perdido posiblemente todo, y expuesto a ira y represalias.
¿Las soluciones de los países europeos? Vallas, cuchillas, control policial, vigilancia de fronteras, violencia y represión. Todos ellos remedios que han demostrado sobradamente su efecto disuasorio y su efectividad, sí. ¿Realmente creemos que una persona que muere de hambre, que escapa de la violencia tribal o de una muerte segura en un país envuelto en una guerra perpetua le van a frenar unos metros de alambrada?
La única solución para evitar estas tragedias, y de paso lograr un control y un orden en la inmigración, es precisamente evitar la emigración. Si un ser humano no necesita huir de su país, no necesitará entrar en otro de forma ilegal. Es tan sencillo como eso. Pero claro, esa sencillez no importa, esa sencillez nunca va a llevarse a cabo, ni siquiera se va a intentar.
África es una fuente casi inagotable de drogas, prostitutas, carne de cañón para ser el último escalafón en redes delictivas de todo tipo, y no nos olvidemos lo más importante: de mano de obra barata. Muchos de los que van dando voces y protestando porque los inmigrantes le quitan el trabajo a los europeos, son los mismos que luego les tienen en régimen de esclavitud trabajando en sus campos o vendiendo CD's por las calles. Hipocresía le llaman a eso.
África es una fuente de materias primas y joyas, un enorme mercado para la venta de armas, incluso un gran campo de experimentación gratuito o muy barato para tratamientos, armas biológicas o químicas y todo tipo de engendros que la superior mentalidad occidental pueda crear.
Así que no, nuestras economías occidentales no están dispuestas a renunciar a todo lo que África supone para ellas, a todo lo que África les ofrece a precio de saldo. Las vidas y las personas son, como siempre, secundarias.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿Feliz? ¿Navidad?

Salvo que uno sea un memo absolutamente abducido por el espíritu ese de felicidad, paz, concordia, gaste, compre y sonría que nos venden los medios y los comerciantes, es realmente difícil encontrar motivos para felicitar nada, ni para sentirse especialmente alegre.
Basta con seguir sometiéndose diariamente a la lectura de periódicos o a ver las noticias en la televisión para que lo que realmente deseemos algunos es que un petardazo cósmico se nos lleve a todos por delante y empecemos de nuevo desde cero, desde moléculas primordiales, a ver si esta vez somos capaces de hacer las cosas un poquito mejor. Y eso amén de las pequeñas miserias de cada uno, que aunque salpicadas de momentos más alegres, han hecho que en general este haya sido un año al que no se la va a echar de menos.
Pero bueno, aunque es muy poca la gente que se pasa por aquí, y alguna sí que está deseosa de llevar su sombrerito rojo con borla y cientos de bolsas de diversas marcas colgando del brazo, pues nada, que pasen ustedes unos días en compañía de quienes realmente quieran a su lado, o de quienes de verdad quieren tenerles a ustedes cerca. Y que el año que viene tengamos al menos algún motivo más para vestir nuestra cara con una sonrisa de vez en cuando.

jueves, 27 de noviembre de 2014

No Pienso Aplaudir la Limosna

Nos están convenciendo de que la solidaridad, la compasión, incluso la lástima deben ser el camino. Están haciendo que aplaudamos gestos como que un equipo de fútbol le de una vivienda a una pobre anciana desahuciada en vez de luchar por parar esas injusticias (legales, pero injustas). Están logrando que se nos hinche el pecho y nos demos palmaditas viendo como los ciudadanos se encargan de lo que es labor de los gobiernos.  Están consiguiendo que estemos más pendientes de que los bancos de alimentos estén llenos que de que el gobierno controle las grandes fortunas. Nos están llevando a aplaudir la limosna. Y no, no me da la gana.
Estoy completamente de acuerdo en la ayuda puntual al más necesitado. En dar de comer hoy al que no puede. En ofrecer una cama y un techo hoy al que no tiene donde cobijarse. Pero que ese sea la ruta marcada y que se hable más de eso que de la lucha por los derechos sociales y la correcta redistribución de la riqueza es un error en el que no debemos caer.
Hoy no dejo de leer noticias sobre lo bueno que es el señor Amancio Ortega, que ha donado a obras benéficas el 10% de lo que gana en una semana. Y sí, está muy bien que done esa calderilla que le molesta en el bolsillo y por lo que además es probable que desgrave a hacienda. Pero de ahí a encumbrar a un individuo que nutre sus arcas de talleres clandestinos, semiesclavitud, explotación laboral y otras lindezas, eso si que no me lo trago.
Otro ejemplo nauseabundo fue aquel programa de televisión, por suerte ya retirado de las pantallas, donde pobres desgraciados iban a llorar sus serias penurias buscando la lástima del televidente, que le ofrecía unas migajas. Y un montón de mentes aleladas aplaudiendo la iniciativa.
Las grandes empresas han aumentado sus beneficios un 7,7% en el primer semestre de 2014, y a pesar de eso han destruido empleo.  El número de millonarios en España ha crecido un 24% en la primera mitad de este año, mientras tres millones de niños en este país viven en situación precaria. ¿Y nos conformamos con las solidaridad? ¿Y nos alegramos de que alguien se deshaga de las monedas que le pesan para salir en la prensa y limpiar algunas conciencias?
Que no. Que no podemos dejar que en nuestra cabeza se instale la noción de que lo bonito es aplaudir la solidaridad y el reparto de miserias en lugar de la lucha por lo que es justo. Que si logran convencernos de que eso está muy bien y hacer que nos olvidemos de la justicia y los derechos, tendrán la partida ganada.

domingo, 19 de octubre de 2014

Ladran Sancho.

“Ladran Sancho, luego cabalgamos”. Esta frase erróneamente atribuida a Don Quijote viene que ni pintada para aplicarse a la situación actual en la que se intenta por todos los medios desprestigiar a una serie de líderes o movimientos que surgen o se consolidan en países y regiones hartas de ver como la dictadura pura y dura del capital no hace más que proponer soluciones en las que los ricos y poderosos son cada vez más ricos y poderosos, y los más desfavorecidos se ven abocados a hundirse cada vez más en su miseria.
Sea Evo Morales o José Mujica en Latinoamérica, o Pablo Iglesias y su Podemos en España, lanzan una serie de propuestas que calan en los ciudadanos de a pie, pero no gustan ni un poco al poder político establecido, y aún menos al poder económico, que de facto es quien gobierna y rige nuestras actualmente no tan boyantes economías occidentales.
Y ese establishment reacciona. Y lo hace con virulencia. Todas sus huestes, acólitos, seguidores y deudores se lanzan a buscar hasta el más mínimo resquicio de sombra con el que poder hacer daño a estos nuevos líderes y a sus movimientos. Cualquier declaración, relación o contacto previo que pueda ser usado en su contra, es difundido, amplificado, y si es necesario sacado de contexto o tergiversado con la única finalidad de intentar parar, o al menos enlentecer el avance, de unas ideas que calan en la sociedad y que son una piedra en el zapato de quienes quieren mantenerse a toda costa en sus posiciones privilegiadas.
Maniobras chapuceras del tipo "cambiar todo para que nada cambie”, grotescas publicaciones en medios afines, periodistas, columnistas, opinadores, tertulianos. El sector conservador-liberal-capitalista-de derechas ha mandado a todas sus hordas al frente en una lucha denodada contra estos recién llegados que pretenden socavar unas estructuras en las que ellos están muy cómodos, cada vez más ricos, cada vez más poderosos, y que bajo ningún concepto están dispuestos a que sean modificadas.
Todo el que está en el poder aspira a mantenerse en él contra viento y marea, pero ver a esta maquinaria trabajando a todo gas, resulta demasiado evidente y en muchas ocasiones roza el patetismo.

domingo, 21 de septiembre de 2014

A Modo de Respuesta a José Manuel Estévez-Saá

Expresa mi amigo Don José Manuel Estévez-Saá en su última publicación en El Correo Gallego (La Risa de Renzi) su indignación por las palabras del primer ministro italiano Matteo Renzi, en las que afirmaba que le da la risa cuando le señalan a España como modelo y referente a seguir, y defiende José Manuel que España sí es y debería ser un referente para toda Europa del camino que hay que seguir.
Vaya por delante que escuchar a un político italiano reírse o criticar a otro país en sus modelos económicos o políticos sí que es motivo de chanza, burla y recochineo. Con todos mis respetos hacia el pueblo italiano, sus políticos son dignos de la carpa central del circo Barnum. Pero ese no es el tema que nos ocupa.
Le decía yo en una red social al señor Estévez-Saá que si a mí me ponen a España como ejemplo de algo, salvo en un par de cosas, mis risas se escucharían por toda la Europa occidental. Esas dos cosas que sí defiendo y he defendido siempre son nuestro sistema sanitario y nuestro antiguo sistema de protección social. Nuestro modelo sanitario, absolutamente mejorable por supuesto, es para mí que lo vivo desde dentro, un sistema realmente a imitar en muchos otros países del mundo. Y nuestras protecciones sociales, si bien a años luz de las de mis en muchas cosas envidiados países nórdicos, han sido durante años unas de las más serias de los países de nivel similar al nuestro. Ambos méritos que defiendo de este país, casualmente son de los más atacados y desmantelados por nuestros actuales gestores políticos, más empeñados en mejorar unas cifras macroeconómicas al gusto del más duro capital, que de preocuparse realmente por el bienestar social generalizado. Esto se hace intentando convencer a la sociedad de que, alcanzados los logros macroeconómicos, el bienestar social llegará por añadidura; ideología que ha demostrado una y mil veces que no es cierta (aquí puedo recomendar encarecidamente leer a Stiglitz y otros economistas similares).
Pero creo que debo una respuesta algo más extensa al señor Estévez-Saá, que la que puedo ofrecerle en la limitación de los 140 caracteres donde empezamos este debate.
Me río de que se señale a España como modelo, José Manuel, porque este es un país donde la corrupción es un mal endémico que campa a sus anchas en todos los estratos de la clase política, sin diferencia de ideología o siglas. Donde además quien debe velar porque esta corrupción no ocurra, y si tiene lugar, juzgarla y castigarla, se va erigiendo en un cómplice más de las corruptelas; porque tenemos una justicia donde el juzgado nombra y paga a su juzgador, donde jueces y fiscales deben rendir cuentas a quien les ha puesto en su cargo, y dónde los corruptos hacen y deshacen leyes a sus anchas para eludir a aquellos que realmente intentan poner freno a sus desmanes.
Me río de que se defienda a España como modelo, porque en este país lo que se ha hecho, por parte de unos y otros que han llevado el timón, ha sido derrochar a troche y moche los dineros que con tanto esfuerzo quienes vivimos de una nómina, más o menos amplia, depositamos fielmente cada año en las arcas del estado. Obras faraónicas, proyectos absurdos, construcciones cuasi megalíticas hechas todas sin ningún tipo de mesura y sin ningún provecho más que la mayor gloria y loa del politicastro de turno.
Me río, José Manuel, porque teniendo con diferencia las mejores oportunidades para atraer un turismo de calidad, que realmente aprecie nuestra historia, cultura y gastronomía, hemos optado por un turismo cutre, de fin de semana y borrachera, de chancla y litrona, que no hace más que transmitir una imagen aún más bochornosa de lo que podemos ofrecer en España.
Me río porque, unido a lo anterior, nuestro tejido productivo y de I+D es inexistente. Hemos apostado en su día por ser un país de servicios, el parque de atracciones de Europa, y ahora encima su burdel, y hemos abandonado a su suerte a nuestros investigadores, nuestros científicos y nuestra gente capaz y formada y con ganas de hacer cosas. Más allá del autogiro, el palo de la fregona y el del chupa-chups, lo que hemos inventado en España son los fines de semana baratos y la borrachera a cambio de sexo oral.
Me río porque asistimos al desmantelamiento del tejido social y de los derechos civiles a manos de un gobierno corrupto, mentiroso, y que no da la cara. Un gobierno que, según todos los indicios, se ha financiado ilegalmente, tiene un porcentaje de corruptos imputados o señalados en sus filas, que si esto fuese un país serio ya tendría casi que haber desaparecido como partido político. Y un gobierno que, para acallar las voces que se levantan en la sociedad, incluso entre los suyos (salvo aquellos que siempre aspiran a medrar aún a cambio de perder su dignidad), recorta derechos y agrava castigos de un modo nunca visto antes en este país, salvo en los, para algunos añorados, años posteriores a 1939.
Mi querido José Manuel. Conozco su pensamiento, su postura ideológica y su posicionamiento político, que reconozco bastante alejado del mío en muchos aspectos, aunque con muchas coincidencias de fondo, como he podido constatar leyéndole y compartiendo con usted mesa, mantel y charlas; no en vano somos amigos desde hace más de veinte años. Ambos sabemos que su inteligencia y capacidad crítica están muy por encima de la de determinados habituales en tertulias televisivas y prensa escrita, defensores a ultranza de todo lo que venga de ciertos entornos. Yo nunca lo he dudado, y rebajarle a usted a ese nivel sería un error por parte de cualquiera, usted vale mucho más. Por eso, porque le aprecio, le leo y le admiro como ya sabe, le ruego que no se deje engatusar por ciertos cantos de sirena, y procure mantener su independencia por encima de simpatías y afinidades.

martes, 19 de agosto de 2014

Reflexión Sobre la Muerte, de la Mano de Cioran.

En su Breviario de Podredumbre (obra que recomiendo encarecidamente que leáis), Emil Cioran nos plantea una serie de lúcidas reflexiones sobre la muerte. Nos dice que la muerte es completa en sí misma, y por eso nos cuesta a veces aceptarla ("La muerte es demasiado exacta; todas las razones se encuentran de su lado"); nos plantea que la vida tiene sentido para nosotros porque la muerte es demasiado perfecta ("Nos aferramos a los días porque el deseo de morir es demasiado lógico, por tanto ineficaz") y que la propia perspectiva de la muerte nos hace aprovechar la vida para eludirla ("Para triunfar sobre este apetito no hay más que un solo “método”: vivirlo hasta el fin, sufriendo todas sus delicias y sus espantos, no hacer nada por eludirlos").
Se supone que, desde la antigüedad, el hombre ha buscado una explicación a la muerte. La conciencia de un más allá le atormentaba y le hacía buscar mil y una maneras de perpetuarse, de saber lo que había después. Esto ha sido sabiamente aprovechado por todas las religiones que en el mundo hay, ya que curiosamente nos ofrecen una felicidad eterna después de la muerte siempre que seamos dóciles y sumisos en vida. Tanto es así, que a veces me pregunto qué hay de cierto en eso de que el ser humano siempre ha buscado una explicación a la muerte y el más allá, y hasta que punto se ha dado a todo una explicación que facilite el actual statu quo frente a la muerte y el después.
Personalmente he ido convenciéndome cada vez más de que simplemente somos una especie de seres vivos de los millones que pueblan el planeta. Un simple ente biológico compuesto de la misma materia y que se sustenta en los mismos fenómenos físicoquímicos que las lechugas o los caracoles. Y si esto es así, ¿a qué debe preocuparme la muerte? Si la vida, según leí una vez, no es más que "una serie de reacciones químicas catalizadas por enzimas", ¿por qué debemos interpretar la muerte como algo más que el simple cese de esas reacciones?
El miedo a la muerte no es tal. El miedo es a la incertidumbre de lo que vendrá después. Cuando llegas al convencimiento de que no hay nada, de que la muerte es simplemente el fin, de que sólo dejarás de ser, que de como decía Cioran "la muerte es completa en sí misma" todos esos miedos dejan de tener sentido y desaparecen.

martes, 10 de junio de 2014

Compañía Real y Calor Humano

Disponemos hoy en día de toda una panoplia de medios y formas de mantener contacto virtual con un montón de gente. A algunas de esas personas ya las conocemos, con otras igual nuestros caminos se cruzan algún día, a la inmensa mayoría jamas les esucharemos hablar ni les veremos sonreír de verdad.
Todas estas formas de comunicación y contacto pueden, en ocasiones, llenar vacíos y arrancar una sonrisa. Pero otras veces, muchas, sentimos la necesidad de oír realmente una voz, de sentir un abrazo, de compartir algo de ese calor humano que los medios virtuales no pueden suplir. Y la mayor parte de esos momentos de necesidad se quedan vacíos.
Buenas noches.

sábado, 24 de mayo de 2014

Pasados.

Todos tenemos un pasado, todos. Nos guste más o menos, nos haya hecho mucho daño o ninguno, nos haya ayudado a crecer como personas o nos haya puesto zancadillas una tras otra.
Ya he dicho varias veces que nuestro pasado forma parte indisoluble de lo que somos hoy en día, y que como tal debemos aceptarlo y aprender de él. Aprender a no repetir los mismos errores si los hubo, y aprender a reconocer lo que nos ha ayudado ser más felices y mejores personas para intentar repetirlo.
Pero a veces nos empeñamos en buscar, remover y mirar en el pasado de los demás, y eso no suele traernos más que sensaciones desagradables y desasosiegos. No deberíamos hacerlo, pero a veces nos resulta inevitable, hasta el punto de llegar a convertirse en algo recurrente.
Asumamos que todos y cada uno tenemos un pasado, utilicemos el nuestro en nuestro mejor beneficio, y procuremos dejar de lado el de los demás.